Hay una norma básica:
cuanto más miras el reloj más despacio pasa el tiempo.
El argumento no es nada del otro mundo, lo que hace que Cashback sea una película notable es la ejecución, la imagen, la manera en la que el director, Sean Ellis, nos explica la típica historia de un adolescente abandonado por su novia que deja de dormir durante varias semanas y vende su tiempo de insomnio trabajando en un supermercado donde vuelve a enamorarse. Sencilla y simple, pero HAY que verla.
Para aplastar un cráneo humano se necesitan unos 225 kilos, pero la emoción humana es algo mucho más delicado.
Linda reflexión
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