Antoine Doinel
Los 400 golpes es muchas cosas. Para mí, principalmente, es un ejercicio de amor al séptimo arte, a la imagen. Ver a dos niños de apenas 12, 13 años, que en vez de ir al colegio prefieren ir al cine, o como Antoine lee a Balzac mientras fuma un cigarrillo, ver eso, y obviamente sentrilo, es un regalo, un canto nostálgico al momento en el que dejas la infancia para entrar en la adolescencia. Evidentemente también se trata de una historia dura, la historia de una niño adulto, pero al fin y al cabo un niño (no lo olvidemos), cuyo único deseo era una madre que lo amara y ver el mar. La mère et la mer.
IMPRESCINDIBLE
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