Desde mi perspectiva, creo que esta película hay que verla en blanco, esto es sin haber leído ni visto más que el trailer, cuya musica es, por cierto, exquisita. Tratándose de una obra de Almodóvar se trata de una tarea casi imposible, pero vale la pena hacer el esfuerzo. Yo, pese a ser asidua a seguir tales eventos en las redes sociales y adicta al Fotogramas (en ambos medios hablaron hasta la saciedad sobre su estreno), he intentado rehuir de todo comentario que a esta se refiriera y así he podido disfrutarla, creo, de otro modo. Ni mejor ni peor, pero puede que más sincero. Sin caer en el error de compararla con todo lo anterior del director manchego, ésta última me parece una buena película, pero ni de lejos su mejor aportación al séptimo arte. Es más que correcta, en ejecución, en fotografía, en música. Los actores, sobre todo Elena y Antonio, están durante todo el film como en éxtasis, dándolo todo y se nota. Pero siempre hay un pero, y es que si caemos en el irremediable error del que hablaba antes y la comparamos con el resto, es obvio que no se trata de una película típicamente almodovariana, y el que, como yo, adore ese tipo de cine y esperaba ver más que un par de pinceladas, le sabrá a poco, o simplemente diferente. Aún así, hay que verla por infinitas razones, como Elena y su esbeltez , la música, Marisa, la naturaleza y un larguísimo etcétera.
